Grano a grano apilada, como arena abatida.
Viento en popa, estulticia; sin rumbo navegando.
Visionarios de ombligos, el polvo vigilando;
triturada la harina, fue en dinero molida.
Sin respuesta a plegarias, infectando la herida.
Sin reservas de examen de conciencia, rezando
a persianas y puertas cerradas, reflejando
solo calles desiertas. Clama el silencio vida.
Sólo solo, adivinas dónde vas. Lentamente,
la mañana transitas. Te despiertas, abriendo
fantasía a tu paso, soñando de su mano.
Y en el techo, horizonte; puerta en la pared, puente
que cruzar, por el ojo de la mirilla; viendo
tu interior, tu mirada, cegando lo que es vano.
Volverán a contarse relatos a la hoguera.
Volverán los abrazos, con las manos vacías.
Sentirás que renaces en instante y latido.
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