En el Reino de Empaña, existía un opaco agujero negro llamado 14Z que, a pesar de la mirada del Gran Hermano tributario, controlador de más de 40 millones de contribuyentes (entre personas físicas y jurídicas), campaba a sus anchas envidiado y vitoreado por millones de incautos números carentes de importantes y numerosos ceros a la izquierda en sus documentos y, a la derecha, en sus presupuestos.