Mantener la grasa del despilfarro; esta es la herencia recibida. Y lo peor es que parece ser que es intocable. Vamos, que antes veremos al Sr. Arias Cañete comiéndose un caballo vivo, como nuevo ejemplo de austeridad para el ciudadano, que recortar lo más mínimo sus disparatados y abundantes privilegios. Prefieren cortar la carne del bienestar y, además, hacerlo cuando y donde más duele.