jueves, 11 de febrero de 2016

Crack del modelo capitalista

Ocultar que nos adentramos a la antesala de la mayor recesión mundial y que nos afectará de lleno es enfermizo por parte de nuestros gobernantes. ¿Qué tendrá el engaño que consigue repetirse? Quizá la tozudez del engañado.

La expansión cuantitativa (QE) utilizada por los bancos centrales tiene como objetivo aumentar la oferta de dinero, incrementando las reservas del sistema financiero, además de ayudar a los estados a endeudarse, con tasas de interés muy bajas. Sin embargo, si toda esa inyección de liquidez no se pone en circulación, para qué sirve y, sobre todo, ¿qué razones pueden existir para que estados y bancos se acojan a la barra libre de dinero pero no quieran ponerlo en circulación? Me temo que la razón es ganar tiempo para no reconocer que ni pueden ni podrán hacer frente a sus compromisos. Su pufo es de tal tamaño que es inasumible. Son zombis.

La tremenda exposición en derivados financieros que posee el "too big to fail" europeo, Deutsche Bank añade más recelo y hace que los temores afloren ya en el mercado. ¿Terminará explotando el colapso bancario europeo? Lo digo porque lo que se niega con rotundidad... ¡suele pasar!
Cuando el programa de compra de bonos del BCE termine y comiencen a repuntar los tipos de interés, el nivel de deuda asumido por los estados se volverá insostenible e impagable.

Tenemos la prima de riesgo en niveles muy bajos por dicha intervención, no por las supuestas bondades de nuestra economía. El crecimiento del PIB español gravita en el consumo interno, el turismo y las exportaciones, y los tres se desplomarán al unísono. Regresaremos a la situación de 2011, pero con peores soportes; mucho peores.

Con la deuda pública desbocada (100% del PIB) y la Seguridad Social entrando en números rojos, veremos evaporarse el Fondo de Reserva a medida que se reduzcan las cotizaciones (por el desplome de los salarios). El aumento creciente del coste de la deuda y su pago prioritario (Art. 135 CE) impedirán dotar suficientemente las partidas de gasto social, más necesarias que nunca. La recesión se anunciará con la estanflación (alza de precios, desempleo y estancamiento, simultáneamente) y provocará una explosiva conflictividad social, aperitivo de la miseria generalizada. Espero y deseo un Ave Fénix para el mundo en 2020.

Los países se irán contagiando y caerán, como fichas de dominó. El BCE y la Reserva Federal decidieron inundar de dinero el sistema y la reticencia de la banca a poner la liquidez en circulación conseguirá pudrir esos billetes en sus cajas acorazadas. Billetes que no valdrán nada porque no servirán para nada. 
La peste del dinero acabará por pudrir al sistema financiero y al propio modelo capitalista. La virulencia de la epidemia será de tal envergadura que derivará en masacre. Y no nos olvidemos que Europa está inmersa en la mayor crisis migratoria desde la II Guerra Mundial; una situación humanitaria crítica que, lejos de solucionarse, se va agudizando y acabará estallando en el  pleno corazón del viejo continente.

Mentirosos, ladrones y ¿asesinos? ¿¡Quién quiere mantener este sistema!?



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