Recientemente, leí las palabras
del Teniente de Alcalde de Economía y Hacienda en el
Ayuntamiento de Ávila: “No creo que subir los impuestos genere riqueza”.
Durante años hemos asistido a un
supuesto incremento de la riqueza que no ha sido otra cosa que el incremento
atroz del endeudamiento de familias y empresas para regocijo de unos pocos, muy
pocos. Una sociedad que en tan poco tiempo ha creado una supuesta riqueza tan
grande, o es una sociedad sin valores o está soñando; esto es, está dormida.
Yo no quiero seguir durmiendo. No
me gusta esta riqueza. Se supone que una gran parte de los habitantes de esta
ciudad son propietarios de una vivienda, un coche,… se supone, claro. La mayor
parte de ellos de lo que son propietarios es de una gran deuda, de un gran
problema. Lo peor es que el escenario al que nos enfrentamos no es más
halagüeño que el que tenemos.
Desde los Ayuntamientos, con el
dinero procedente de la construcción se solucionaron un sin número de carestías
e incluso se crearon nuevas partidas de gasto pero se cayó en la gran trampa y
los Consistorios conceptualizaron ingresos que eran extraordinarios (no
recurrentes) como si fuesen ordinarios, además de dar por supuesto que esos
nuevos ingresos iban a continuar produciéndose, y a un ritmo creciente,
indefinidamente.
Decía el señor el Teniente de Alcalde de Hacienda: “… el
impuesto de construcciones es el que falla, porque habíamos previsto 2,1
millones de euros y, a fecha de 6 de agosto, se han recaudado 215.000 euros.”
¿Pero acaso pensaba que Ávila iba a ser inmune a la crisis? Viendo que su
colega de Urbanismo pretende incrementar el suelo destinado a construcción,
quizá así lo crean.
¿Siguen considerando ustedes que
la oferta de suelo es muy reducida y la demanda de vivienda en esta ciudad no
tiene fin? ¿Qué pretenden con el nuevo Plan General de Ordenación Urbana o con
la modificación puntual al PGOU existente en lo relativo a la recalificación de
suelo hacia Naturávila? ¡Quizá yo esté ciego!
El estado actual de los
ayuntamientos como consecuencia de estas actividades y del pinchazo de la
burbuja inmobiliara es preocupante en prácticamente todos los casos con
independencia del color político del partido gobernante, sírvales esto de
consuelo. Mal de muchos,…
¿Y cómo se puede suplir esa falta de ingresos?, preguntaba el
entrevistador.
“Sólo se puede sujetar con un menor gasto.” Contestaba el responsable municipal de Hacienda.
No tan deprisa: deberán hacerlo,
sí; pero no sin antes evaluar correctamente las partidas de gasto en las que
dilapidaron buena parte de los recursos que gestionan. Lo primero es saber qué
se ha hecho mal para no caer en el mismo error. Tampoco se puede meter la
tijera sin conocimiento; es preciso incorporar la racionalidad y la eficiencia
en la gestión de los recursos. Además no podemos cerrar los ojos a otra
evidencia: se ha producido un aumento tremendo de la población inmigrante en
muchos municipios. Esto nos presenta un nuevo escenario de más gastos, aún con
reducciones de determinadas partidas, y menos ingresos; es decir, carencias y
menos recursos para atender a un mayor número de personas.
Aumento de los impuestos
Para atajar la situación las
entidades locales tendrán que aumentar los impuestos con los que pueden contar.
Eso sí, esto no debería ocurrir sin partir de un gran pacto político que evite
la creación de diferencias sustanciales en cuanto a tributación entre
localidades de un mismo país. Asistiríamos a un escenario de despoblamiento de
innumerables municipios en favor de otros que difícilmente podrían soportar el
incremento poblacional. El sistema de
tributación y sus escalas deben ser idénticos en todo el Territorio.
Ante esta situación, sólo hay una salida: el empobrecimiento.
Con un déficit en tendencia
alcista, los recortes van a ser aún mayores, también la congelación de
inversiones ya comprometidas y es innegable la introducción del copago de
servicios públicos. Es necesario que nos cuenten la verdad y que ésta no sea
utilizada como arma arrojadiza de la oposición para ocupar el ansiado asiento
del poder.
Lo peor está por venir; no
neguemos la evidencia por segunda vez y trabajemos en evitar que sus efectos
sean fatales.
El indicador Philly Fed predijo
la entrada en recesión de la economía de EEUU en el año 2000 y 2007 mucho antes
de que cualquier indicador económico señalase lo mismo. Pues bien, este
indicador ha vuelto a marcar recesión. Podemos ignorarlo o prepararnos para lo
que viene. No neguemos la evidencia, debemos acostumbrarnos a un paulatino
empobrecimiento material.
Hagamos un ejercicio de
responsabilidad individual y colectiva. Analicemos dónde estamos y adónde
queremos ir. Revisemos el equipaje y desprendámonos de tanto enser irrelevante
y prescindible que hace tiempo se instaló en nuestra maleta.
Un nuevo modo de vida está por
llegar y no tardará en tocar la puerta de nuestra casa. Eficiencia,
racionalidad, autocrítica y respeto. Buen punto de partida. A mi modo de ver no
podemos perder la oportunidad de cambiar la escala de valores.
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