martes, 17 de agosto de 2010

La oportunidad que no podemos perder

Recientemente, leí las palabras del Teniente de Alcalde de Economía y Hacienda en el Ayuntamiento de Ávila: “No creo que subir los impuestos genere riqueza”.
Durante años hemos asistido a un supuesto incremento de la riqueza que no ha sido otra cosa que el incremento atroz del endeudamiento de familias y empresas para regocijo de unos pocos, muy pocos. Una sociedad que en tan poco tiempo ha creado una supuesta riqueza tan grande, o es una sociedad sin valores o está soñando; esto es, está dormida.

Yo no quiero seguir durmiendo. No me gusta esta riqueza. Se supone que una gran parte de los habitantes de esta ciudad son propietarios de una vivienda, un coche,… se supone, claro. La mayor parte de ellos de lo que son propietarios es de una gran deuda, de un gran problema. Lo peor es que el escenario al que nos enfrentamos no es más halagüeño que el que tenemos.

Desde los Ayuntamientos, con el dinero procedente de la construcción se solucionaron un sin número de carestías e incluso se crearon nuevas partidas de gasto pero se cayó en la gran trampa y los Consistorios conceptualizaron ingresos que eran extraordinarios (no recurrentes) como si fuesen ordinarios, además de dar por supuesto que esos nuevos ingresos iban a continuar produciéndose, y a un ritmo creciente, indefinidamente.

Decía el señor el Teniente de Alcalde de Hacienda: “… el impuesto de construcciones es el que falla, porque habíamos previsto 2,1 millones de euros y, a fecha de 6 de agosto, se han recaudado 215.000 euros.” ¿Pero acaso pensaba que Ávila iba a ser inmune a la crisis? Viendo que su colega de Urbanismo pretende incrementar el suelo destinado a construcción, quizá así lo crean.

¿Siguen considerando ustedes que la oferta de suelo es muy reducida y la demanda de vivienda en esta ciudad no tiene fin? ¿Qué pretenden con el nuevo Plan General de Ordenación Urbana o con la modificación puntual al PGOU existente en lo relativo a la recalificación de suelo hacia Naturávila? ¡Quizá yo esté ciego!

El estado actual de los ayuntamientos como consecuencia de estas actividades y del pinchazo de la burbuja inmobiliara es preocupante en prácticamente todos los casos con independencia del color político del partido gobernante, sírvales esto de consuelo. Mal de muchos,…

¿Y cómo se puede suplir esa falta de ingresos?, preguntaba el entrevistador.
“Sólo se puede sujetar con un menor gasto.” Contestaba el responsable municipal de Hacienda.

No tan deprisa: deberán hacerlo, sí; pero no sin antes evaluar correctamente las partidas de gasto en las que dilapidaron buena parte de los recursos que gestionan. Lo primero es saber qué se ha hecho mal para no caer en el mismo error. Tampoco se puede meter la tijera sin conocimiento; es preciso incorporar la racionalidad y la eficiencia en la gestión de los recursos. Además no podemos cerrar los ojos a otra evidencia: se ha producido un aumento tremendo de la población inmigrante en muchos municipios. Esto nos presenta un nuevo escenario de más gastos, aún con reducciones de determinadas partidas, y menos ingresos; es decir, carencias y menos recursos para atender a un mayor número de personas.

Aumento de los impuestos

Para atajar la situación las entidades locales tendrán que aumentar los impuestos con los que pueden contar. Eso sí, esto no debería ocurrir sin partir de un gran pacto político que evite la creación de diferencias sustanciales en cuanto a tributación entre localidades de un mismo país. Asistiríamos a un escenario de despoblamiento de innumerables municipios en favor de otros que difícilmente podrían soportar el incremento poblacional.  El sistema de tributación y sus escalas deben ser idénticos en todo el Territorio.

Ante esta situación, sólo hay una salida: el empobrecimiento.

Con un déficit en tendencia alcista, los recortes van a ser aún mayores, también la congelación de inversiones ya comprometidas y es innegable la introducción del copago de servicios públicos. Es necesario que nos cuenten la verdad y que ésta no sea utilizada como arma arrojadiza de la oposición para ocupar el ansiado asiento del poder.

Lo peor está por venir; no neguemos la evidencia por segunda vez y trabajemos en evitar que sus efectos sean fatales.

El indicador Philly Fed predijo la entrada en recesión de la economía de EEUU en el año 2000 y 2007 mucho antes de que cualquier indicador económico señalase lo mismo. Pues bien, este indicador ha vuelto a marcar recesión. Podemos ignorarlo o prepararnos para lo que viene. No neguemos la evidencia, debemos acostumbrarnos a un paulatino empobrecimiento material.
Hagamos un ejercicio de responsabilidad individual y colectiva. Analicemos dónde estamos y adónde queremos ir. Revisemos el equipaje y desprendámonos de tanto enser irrelevante y prescindible que hace tiempo se instaló en nuestra maleta.
Un nuevo modo de vida está por llegar y no tardará en tocar la puerta de nuestra casa. Eficiencia, racionalidad, autocrítica y respeto. Buen punto de partida. A mi modo de ver no podemos perder la oportunidad de cambiar la escala de valores.

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