No sería así si los principios rectores de las Cajas de Ahorros no se
hubiesen abandonado. El ánimo de lucro y la incapacidad gestora tan
común en nuestros políticos ha impregnado buena parte del sistema financiero
español.
Ahora pretenden reorganizar la casa (La Caja) comenzando desde
los niveles más bajos; es decir, eliminando los puestos de trabajo que ellos
consideran más prescindibles. Diplomados y Licenciados jóvenes a los que se ha
presionado para que ampliaran negocio vinculando a la clientela con
contrataciones casi obligadas de tarjetas de crédito, préstamos personales
ofertados para cualquier antojo, seguros de vida, planes de pensiones, fondos
de inversión en no se sabe qué, imposiciones a plazo fijo a cambio de un juego
de sartenes o similar, productos complejos ofertados como supuestos plazos
fijos (Participaciones Preferentes), inversiones en renta variable y un largo
etcétera con el fin de ganar cuota de mercado a la banca tradicional.
Parece ser que, a juzgar por los puestos de trabajo que se eliminarán, los
responsables de la morosidad son los empleados que apenas tenían potestad para
conceder un anticipo de nómina al cliente apurado. Directores Generales,
Analistas de Riesgo, Jefes de Zona,… nada tienen que ver este desaguisado. ¿A
qué se dedicaban estas cabezas pensantes además de a recibir extraordinarios
sueldos y formidables bonus (el término me recuerda las tragaperras)?
¿Qué trabajo han desarrollado los Presidentes con carnet del partido
político líder de la localidad ó región que da nombre a la Caja de Ahorros y
que a la vez eran Consejeros de esta y aquella inmobiliaria voraz que no dejaba
un metro cuadrado sin comprar, eso sí, financiado con el dinero que se le
concedía sin el más mínimo criterio de riesgo porque daba igual dado que día a
día los precios del suelo se disparaban? Muchos de estos son los que sobran.
Estas son las nóminas que deben dejar de pagarse e incluso me atrevería a proponer
que se les pidiera cuentas por su nefasta labor.
La guinda del pastel la pone el “cierre del grifo” a las PYMES y
particulares que son las que, para mas INRI, están rescatando estas entidades a
través de sus impuestos. Las grandes promotoras e inmobiliarias se refinancian
como sea o, en el caso de que resulte imposible, descargan la pesada losa de
sus devaluados inmuebles entregándolos en dación en pago para que sean
colocados, nuevamente con alfileres y aprovechando la bajada del euribor, a los
particulares. ¿Cómo es posible que nos hablen de inmuebles chollos y, sin
embargo, no se los queden empresas de capital riesgo que otrora acaparaban gran
parte del suelo y de los inmuebles de este país? Me parece que sigue habiendo
gato encerrado (el capital riesgo se lo quedará en tres o cuatro añitos a
precio de saldo; al tiempo).
Además, para sus inmuebles sí conceden financiación, incluso al 100%.
Condiciones mucho más desfavorables se ofertan a los particulares si pretenden
adquirir un inmueble a la que desde hace unos meses se ha convertido en su
nueva competencia y que no es otra que aquellos promotores que sí supieron
hacer sus deberes en el pasado y continúan al pie del cañón tratando de vender
su stock para poder así garantizar puestos de trabajo.
Penalizan y compiten con los buenos gestores, cierran al grifo al estafado,
se les rescata a costa del erario público para poder refinanciar al
especulador, mantienen en sus cargos a los que se rigen por el amiguismo y
despiden al empleado que sí tiene formación universitaria y ha cumplido el
trabajo que se le exigió (muchas veces presionado por las Entidades para
ampliar su jornada laboral, sin retribución y sin, por supuesto, la
obligatoriedad de cotizar por esas horas trabajadas, consiguiendo la empresa
ahorrar costes y contrataciones de personal ante la dejadez más absoluta de
Sindicatos y Administración).
El criterio para reorganizar y fusionar es mantener la señas de identidad
regional olvidándose de la eficiencia, la competitividad y la competencia. Se
trata de mantener el poder político en las Cajas de Ahorros; menos agujeros
pero más grandes.
¡Olé!, es imposible hacerlo
peor. Perdón, sí es posible y también lo han conseguido: ¡existe consenso entre
los partidos políticos!, ¿se les seguirá votando?... Confío en la inteligencia
del ciudadano. Apuesto por “La alternativa necesaria”.
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