domingo, 1 de noviembre de 2020

Ira

Siempre errante, te yergue y te despierta.

Susurro zahorí, sibilino augurio

que araña el alma. Cedazo y murmurio.

Exalta su prisa, cribando yerta.


Fragua su arcilla. Deleita y alerta.

Restalla en látigo, tormento enfurio

y tullido aliviadero. Tugurio

del barrizal y aun rebosa su espuerta.


Canal de rojas ascuas, desairado

embudo que encabeza la guadaña 

que fue hoz, sierpe y magia del incendio.


Y se enfrían sus destellos; helado

devenir se enfila, sirte y compendio

coral, colmo arrecife de patraña.

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