domingo, 1 de octubre de 2017

Tender puentes por banderas

Tras la tortuosa siembra de estos años, convenientemente regada por numerosas medidas de ajuste y recortes en general, la clepto-corporatocracia, que gobierna sin presentarse a elecciones, se apresura a recolectar; y es que se anuncia tempestad. Otra vuelta de tuerca sin que se haya engrasado la rosca.

En 2018 las instituciones financieras deberán evaluar a sus clientes de préstamo según los patrones fijados por el comité de Basilea, limitando su concesión solo a los más fiables. Estas restricciones pueden ocasionar un crecimiento del número de bancarrotas de pequeñas y medianas empresas en todo el mundo. ¿Y qué ocurrirá con las familias? Exactamente lo mismo. En el nuevo escenario que se dibuja solo hay espacio para las más grandes y exclusivas familias, empresas y multinacionales. Un aviso para los miles de empleados de la intermediación crediticia: ustedes serán los primeros en ser sustituidos por los algoritmos que la Inteligencia Artificial imponga.


Cada vez es más tupida la red de los “antisistema” instalados en la evasión fiscal, la corrupción y el engaño permanente, tejida para empobrecer, dividir, dañar y confrontar a la sociedad. Sastres que dicen vestir de oro países, pero en realidad los desnudan. Prometen solidaridad y, como ocurrió con el compromiso de ofrecer acogida a las mareas de refugiados, acaban por aliviar su comprometido ahogo alquilándolo a terceros países, como Turquía. Esta indignante e hipócrita forma de actuar tendrá su penitencia. Y es que quien niega refugio, no merece hogar.  


Estos maestros de ceremonia han decido incorporar un invitado de excepción para ir abriendo la comitiva de su última procesión de la apariencia: el explosivo y ruidoso artificio del fugaz fuego del sueño independentista. Saben que esto excita sobremanera al personal y genera al instante tensiones sociales que inflaman trapos sucios, prendiendo rápidamente bandos y banderas. Si luce la función, es posible que la exporten por Europa y el mundo. Todo este desmadre va a generar una factura que difícilmente podrá pagarse y una fractura que requerirá una cuidadosa cirugía y una larga rehabilitación.

Pienso que todo esto que les relato no es sino una premeditada excusa con la que poner en entredicho el llamado “riesgo país” y poder justificar, así, que determinadas primas de riesgo se desboquen repentinamente, actuando como detonante para el estallido de la peor crisis financiera que pueda imaginarse. Este es el plan; ni más, ni menos. Todo es una bolsa inflada que apesta a gas y dinero. El exceso de información no contrastada y su negligente difusión actuará como cerilla; y con estos medios no hay remedio. ¿Me explico? "Un fracaso nunca se improvisa; se construye" (Joan Fuster).

Estamos a tiempo de intentar que de los rescoldos de estas brasas pueda brotar el Ave Fénix que aviente movimientos a favor de los derechos civiles, la solidaridad universal y un justo reparto de la riqueza. Ser trigo en las eras y no polvo en las aceras.

¿Y si comenzamos por tender puentes entre cañadas en vez de banderas en las fachadas?



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