El sentimiento del mercado no refleja la incertidumbre
de esta pandemia. El hecho de que se estén anunciando nuevas terapias
farmacológicas, desarrollando vacunas o implementado medidas de apoyo fiscal e
inyecciones de liquidez, en mi opinión, está brindando excesiva confianza a los
inversores.
Creo que algunos sobreestiman en gran
medida la rapidez con que la economía puede recuperarse. Hay fanáticos que
señalan que una economía que cae tan rápido puede recuperarse igualmente
rápido, particularmente cuando las autoridades monetarias y fiscales están
inyectando tanto combustible.
Los ingresos se han esfumado. No puede decirse
que simplemente se hayan diferido. Entretanto, muchos gastos fijos siguen
soportándose, profundizando las pérdidas en la mayor parte de las empresas de
servicios. Me temo que lo único que se está pretendiendo diferir es la
explosión de la inflación y las consecuencias serán terribles.
Todo esto no es consistente con una recuperación
en forma de V, incluso con todos esos fondos de estímulo. La recuperación será
larga y difícil. Se hablará mucho de geopolítica, tecnología e innovaciones en
la industria energética. Poco de microeconomía, como ya es costumbre. ¡Qué espanto!
El dinero que supuestamente fluye nunca
llega a las empresas más pequeñas y las cada vez más enormes multinacionales
mundiales no lo necesitan, a no ser que lo que se pretenda sea que una docena
de ellas acapare absolutamente todo. Quizá se trate de eso; de apoyar a un
selecto grupo, bajo la premisa de la “cleptocorporatocracia”. Los índices
bursátiles mundiales acabarán siendo sostenidos por ellas. Es más, puede que
incluso se logren nuevos máximos históricos basados e inflados en este
espejismo. ¡Qué despropósito!
Han cambiado las reglas; así que hay dos
opciones: adaptarse a ellas o abandonar la partida. Confío en la horizontalidad
y su poder para elaborar una hoja de ruta planteando y planeando hacia dónde ir
en vez de simplemente caminar hacia ese futuro que otros han ideado obviando a
la gran mayoría.
Quizá algunas pequeñas tiendas locales
puedan aguantar y pensar en prosperar, si se realiza una apuesta generalizada
por el localismo y somos capaces de agradecer su compromiso y dedicación durante
el confinamiento. Ojalá ese cambio sea el que perdure, permanentemente. De
nosotros depende.
Nos movemos hacia una "Era de
Transformación", queramos o no, y toca elegir.
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