Érase una vez una popular panda de caciques que campaba a sus anchas. Acompañaban su pomposa vida con refrescantes burbujas infladas con fervor.
Fabricaban la recalificación inflamando el algodón de la prueba y acreditando cómo se lucra el sacamuelas molinero: pulverizando nuestra harina en dinero.
Sin embargo, con la explosión de su burbuja en forma de tremendo eructo hubo quien se atrevió a poner negro sobre blanco relatando el verdadero pasado reciente y retratando la velada oscuridad del poder. ¡Insensato!, caro lo pagaste.
Jota es la inicial de José, distinta a la de Pepe. Es evidente que no es lo mismo, como tampoco corrector es lo mismo que corregidor.
Quien debe servir tiene un servil que es un ser vil. Se informa a quien no quiera ser / estar desinformado.
¡UN
QUIJOTE!, QUE NO SON MOLINOS
Ignorancia
y soberbia de la mano.
Amor
ciego que locura acompaña,
la
envidia persigue y el triunfo apaña.
La
altiva torpeza en lo cotidiano.
Genio
ilustrado obvia el podio liviano
(coloso
ogro que de oro el logro baña,
penumbra
refleja y los ojos daña);
mas
sutil hidalgo embiste lo ufano.
Los
mercados trillan trigo labriego.
Se
lucra el sacamuelas molinero.
Pulverizan
nuestra harina en dinero.
Bulle
Troya. ¡Al caballo, caballero!
No son
molinos; son gigantes de ego.
Aspas
que trituran viento y sosiego.
“Cambiar
el mundo, amigo Sancho, que no es locura ni utopía, sino justicia”.
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